10 años de la increíble remontada
La tarde-noche del 28 de enero de 2007,
Tigres de Aragua hizo una de las hazañas más espectaculares para terminar con
un campeonato.
Prácticamente, desde
el No Hit No Run de Urbano Lugo que coronó a Leones del Caracas sobre Tiburones
de La Guaira en 1987, no ocurría algo tan espectacular.
Fue en el estadio
José Pérez Colmenares de Maracay y el juego comenzó con los felinos con ventaja
de tres juegos a uno en la final. Aragua se había impuesto en los dos primeros
duelos de Valencia y el primero de tres en Maracay. Magallanes ripostó en el
cuarto y se vio enorme cuando llegó el cierre de la novena entrada del quinto
juego, arriba en la pizarra 10-3 luego de facturar cuatro carreras en la parte
de arriba de ese episodio.
Desde el televisor
Esa noche no me tocó guardia, así que
fui testigo en esta ocasión como aficionado. Y esa es seguramente la razón por
la cual fue más asombrosa esta experiencia para mí.
Cuando se está en la
oficina de redacción, cualquier periodista puede quedar impactado ante el
hecho, pero en la mayor parte de esas experiencias manda más el cerebro y se
está pendiente de culminar los procesos de la redacción, de titular, esperar
los textos de los enviados especiales, seleccionar las fotos, ajustar el
boxscore y muchos otros detalles para darle al lector lo mejor posible para el
día siguiente.
Con una hija con algo
menos de año y medio entonces, en la casa intentábamos acostarnos poco después
de las siete de la noche, como parte de acostumbrarla a un sueño rutinario en horas más adecuadas para su edad.
Pero -esta vez como
aficionado- quería ver el último out del juego, pensando que la final regresaba
a Valencia con um Magallanes que parecía envalentonado, listo también para una gran
hazaña, tanto o más difícil que la de Aragua. Navegantes intentaba ser el
primer equipo que en una final de beisbol profesional obtenía dos triunfos
después de perder los tres primeros.
Aupando a los
felinos, me conformaba si Aragua hacía unas dos o tres carreras, como para
demostrar que sus ánimos estaban intactos, y listos para lograr el título en
Valencia. Le quedarían dos fechas para lograrlo y con la ventaja inicial de
tres juegos a cero, no pensaba que Magallanes repitiera lo que hizo Medias
Rojas de Boston ante Yankees de Nueva York en 2004. Aquella vez Boston ganó
cuatro juegos luego de perder los tres primeros en la serie de campeonato de la
Liga Americana de las Grandes Ligas.
Solo ante el peligro
Para ese noveno inning, el colega Agustín
Rodríguez estaba de guardia. Y Rafael Vielma (simpatizante
magallanero) lo llamó cuando Aragua fue a batear el noveno inning para
decirle: "No hará la guardia con el fin del campeonato". Y así mismo
pensaba Agustín, quien me confesó recientemente que quería irse temprano a casa
esa noche.
"El juego de por
sí era largo", recordó Rodríguez sobre ese choque. Él también quedó
sorprendido como todos ante la ineficacia del pitcheo magallanero y el ímpetu
felino. "Al final salí tardísimo" finalizó con el recuerdo de lo que
fue una noche pesada.
Pero para mí, aupando
a Tigres que se iba acercando en el marcador, lo que veía era realmente
espectacular. Al igual que los testigos del estadio y los que seguían a través
de la televisión, nos costaba creer lo que estaba sucediendo.
Dos versiones del
clímax (Meridiano TV y Venevisión) la pueden encontrar aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=ojbMQejnOq0 narrado
por el siempre bien recordado Humberto Perdomo (+) y
https://www.youtube.com/watch?v=DbPbmbeL3Ic descrito
por Fernando Arreaza @arreazaortega con su calidad y excelente sentido de la interpretación del momento deportivo.
Cuando Álex Romero pegó el inolvidable
doblete barrebases, comencé a pegar brincos de alegría en la cama mientras mi
hija se vio extrañada como si hubiera enloquecido al momento que José Gregorio Martínez,
el anotador de la rayita decisiva, se zambulló en la goma. A mi esposa le
expliqué como Tigres ganó este juego, y por lo tanto el campeonato. Y de paso le puso una gorra tigrera a la niña para enviárselas a unas amistades magallaneras para atormentarlas.
La
adrenalina hizo su trabajo y esa noche me dormí un buen rato después, casi como
si hubiera estado de guardia.
Así tituló Últimas Noticias la
mañana siguiente:
Como no se menciona allí el racimo de
ocho carreras en el noveno episodio, asumo que un espíritu magallanero se
apoderó de la escritura. Afortunadamente las crónicas de Alfredo
Villasmil (@ElVillasmil024) en Últimas Noticias como las de Carlos
Valmore Rodríguez (@CarlosValmore) e Ismael Granadillo
(@iGranadillo) en el diario Líder en Deportes reflejaron
el espíritu de la hazaña ese 28 de enero, (publicado por supuesto al día
siguiente) hecho del cual se cumple una década.
Para los detallistas
Jugada por jugada.
Noveno inning. Lanza Jean Machí.
Ronny Cedeño da sencillo. Álex Romero
recibe boleto.
Luis Maza da un doble por el jardín
central, anota Cedeño (10-4) y Romero queda en tercera base.
Álex Núñez da un hit por el campocorto y anota Romero (10-5). Maza
en tercera base.
Sale Machí y lanza Germán Meléndez.
Grégor Blanco recibe boleto y se llenan
las bases. Luis Rodríguez out por elevado al jardín izquierdo.
Sale Meléndez y lanza Paúl Estrada.
Miguel Cabrera recibe boleto, anota
Maza (10-6). Ramón Hernández recibe boleto, anota Núñez (10-7).
Sale Estrada y viene a lanzar José
Rodríguez.
Randall Simon recibe base por
bolas, anota Blanco (10-8). José Gregorio Martínez entra a
correr por Simon.
Ronny Cedeño
recibe strikeout, dos outs.
Álex Romero da doble entre los jardines
derecho y central, anotan Hernández (10-9), Cabrera (10-10) y Martínez
(10-11).
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