martes, 25 de octubre de 2016

Randy Johnson y Curt Schilling: Dos contra el mundo





Cuando comenzó la Serie Mundial de 2001, el mundo todavía estaba conmocionado por los acontecimientos del 11 de septiembre. Las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio fueron destruidas y eso obligó a postergar por una semana la actividad de las Grandes Ligas, así como otros eventos deportivos.
Recuerdo que la pelea entre Bernard Hopkins y Félix "Tito" Trinidad por la unificación de los títulos medianos se hizo dos semanas después en el Madison Square Garden, un templo del boxeo a lo largo de su ilustre historia.
Yankees de Nueva York intentaba ganar su cuarta serie mundial consecutiva. Luego de batir a Bravos de Atlanta, Padres de San Diego y Mets de Nueva York, tuvo esta vez un rival que terminó con la dinastía apoyado en dos grandes lanzadores, que trabajaron como unos burritos de carga.
Aunque el beisbol es un deporte de equipo y todos aportan, la parte más destacada fue protagonizada por dos lanzadores: Randy Johnson y Curt Schilling.
Entre ambos ganaron los cuatro juegos que necesitó Diamondbacks de Arizona. Tres los ganó Johnson y uno Schilling, este último además perdió uno y abrió tres de los juegos de la Serie Mundial, algo inusual cuando la rotación de lanzadores iniciantes cambió de cuatro a cinco y en consecuencia los días de descanso entre jornadas subieron de tres a cuatro.
La historia registra que dicha serie llegó al máximo de siete desafíos, y en el último terminó con un sencillo de Luis González en el noveno inning que trajo la carrera con la cual Diamondbacks dejó en el terreno a Yankees y se llevó el clásico. A la posibilidad de ver a Yankees ganar por cuarto año consecutivo se le opuso esa aureola de grandes guerreros del montículo generada por Johnson y Schilling. Y la oficina de redacción se llenaba de personal de seguridad durante los juegos, así como de otros departamentos de los que estaban por el edificio del Bloque Dearmas a esas horas de la noche. Recuerdo la emoción de todos allí, porque la mayoría ligaba a Arizona, por el romanticismo que generó al tratar de vencer a esa maquinaria que fue Yankees en esa época, con Derek Jeter, Mariano Rivera, Jorge Posada, Paul O‘ Neill (quien se retiró al terminar esa temporada), Bernie Williams, Róger Clemens, Mike Mussina y otros.

Y lo hicieron. El último juego fue lanzado por ellos dos. Y por votación compartieron el premio como jugador más valioso.

Foto fusilada de Google-Getty Images.


 Un año excepcional 

Con el tiempo me di cuenta de varios detalles que me parecieron curiosos de esa campaña.
- Fue la primera Serie Mundial que culminó en noviembre. Ahora es más común por la extensión de la postemporada, una vez añadido el desempate por el comodín. Pero en 2001 fue por la suspensión por una semana de toda actividad inmediatamente a los acontecimientos del 11 de septiembre.
- Fue el colofón de una gran temporada para las Grandes Ligas. Veamos.
- Ese año se retiró el campocorto y tercera base Cal Ripken, una leyenda del deporte que ganó un lugar en el Salón de la Fama cinco años después. Ripken dejó un registro de 2 mil 632 juegos consecutivos en la alineación, entre otros grandes logros.
- Barry Bonds pegó 73 cuadrangulares, récord en un temporada regular. Si bien su rendimiento fue posteriormente cuestionado por sus sospechas de consumir sustancias que favorecieran su rendimiento, en ese año causó asombro.
- Sammy Sosa dio más de 60 jonrones por tercera vez y eso nadie lo volvió a hacer. También sufrió lo mismo que Bonds.
- Rickey Henderson arribó a tres mil imparables en su ilustre carrera.
- El japonés Ichiro Suzuki debutó ese año con Marineros de Seattle para convertirse en Novato del Año y Jugador Más Valioso en la misma temporada. Suzuki casualmente llegó a la mágica cifra de tres mil hits este año.
- Y aprovecho para recordar que Marineros, el equipo de Suzuki en 2001, ganó ¡116 juegos!, algo que tampoco volvió a ocurrir.


De eso pasaron 15 años. Ahora el pitcheo de Indios de Cleveland, diezmado por lesiones, cuenta con Trevor Bauer y Corey Kluber para intentar repetir en la Serie Mundial 2016, lo que hicieron Johnson y Schilling. La tienen difícil.